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Gisel Vidal y una carrera en ascenso

Dialogamos con la defensora central de San Lorenzo de Almagro sobre sus inicios, presente y perspectiva de futuro.

Por Manu Abuela

Desde chiquita me gustó el fútbol. Jugaba con los nenes en el barrio, con los amigos de mi hermano y me hubiese encantado poder hacerlo en algún club”, comenzó Gisel Vidal, la jugadora de 28 años nacida en la localidad de San Jorge que hoy se destaca como miembra del plantel de San Lorenzo de Almagro.

Vidal contó que recién a sus 16 años comenzó a jugar en un Club Atlético Guadalupe, de San Jorge. “Arrancamos con lo que teníamos. Llevábamos las pelotas nosotras, con tarritos de helados hacíamos los ejercicios y éramos poquitas, hasta que se fueron sumando más y, al tiempo, el Club Atlético La Emilia nos abrió las puertas y nos dio un espacio”, expresó.

“Estuve cinco años en La Emilia y después me fui a Santa Fe, a jugar Club Atlético Unión de Santa Fe, donde estuve cuatro años y medio. Pudimos lograr varios campeonatos”, dijo.

Llegada al Nuevo Gasómetro

“Cuando se dio la posibilidad de llegar a San Lorenzo, no la desaproveché. Yo ya había dicho que no quería jugar más en Unión, porque no tenía un sueldo, no me daban viáticos tampoco y yo tenía que viajar dos veces a la semana desde San Jorge para entrenar y era mucho el gasto. Entonces decidí que me iba a poner a trabajar de lo que sea”, expresó Vidal.

Pero en ese momento, justo cuando creía que su carrera futbolística termina ahí, una oferta tocó a su puerta. “Justo se dio que ese año, el 2019, nosotras ganamos la Copa Santa Fe, que fue televisada. Desde San Lorenzo estaban buscando chicas en mi puesto (defensora central). Hablaron con uno de mis profes en Unión y me llamaron para una prueba. Fui, me quedé dos semanas acá en San Lorenzo y quedé, hasta el día de hoy”.

Desigualdad

El pasado 21 de agosto se conmemoró el Día de la Futbolista en todo el país, fecha aprobada por la legislatura desde el año 2019 para recordar el histórico 4 a 1 contra Inglaterra en el primer mundial de fútbol femenino realizado en México, en el año 1971. En aquella ocasión, las jugadoras no tenían aval de la AFA, pero aún así decidieron embarcarse en una competencia de esas características, a pesar de la falta de dinero, de entrenador, de equipo médico ni de indumentaria. Cuenta la leyenda que “Las Pioneras” debieron coser a mano los números de sus camisetas.

En aquella oportunidad, Elba Selva fue la goleadora indiscutible en el Estadio Azteca, el cuál se convulsionó al ver la victoria de las argentinas. Los medios de comunicación que se encontraban allí las siguieron hasta el aeropuerto, pero en su llegada al país sólo las recibieron sus familiares más cercanos, festejando de manera privada el haber quedado en la 4ta posición de la tabla.

En 1971 las mujeres no jugaban al fútbol. Sin embargo, las integrantes de ese equipo de amateurs trabajaban y entrenaban al unísono, cuidaba a los hijos y salía a peloterar, aunque era muy mal visto.

Hoy, en tiempos donde el fútbol femenino se televisa, donde la profesionalización está en camino, la desigualdad se sigue percibiendo: “El fútbol femenino no es valorado al igual que el masculino. Hay muchas diferencias, mucha desigualdad. No todos los clubes tienen todas las chicas con contratos, que no es el caso de San Lorenzo. Pero algunas jugadoras tienen viáticos y otras no. En cuanto a la infraestructura que el club te puede brindar, algunos clubes entrenan en plazas, lo que no está bueno porque hoy en día el fútbol femenino en Argentina es profesional, pero siempre hablamos de una semi-profesionalización, porque faltan muchísimas cosas”, expresó Vidal.

En cuanto a lo económico, prosiguió “Hoy en día AFA te exige 12 contratos por club y tienen 30 jugadoras cada uno, aproximadamente. No podemos hablar de una profesionalización al completo. Y ni hablar de clubes donde de un contrato le pagan a tres chicas. Estamos hablando de $35.000 por contrato. No podés vivir al mes con eso”.

Vidal retornó a su infancia, transcurrida desde mediados de 1995 hasta principios de los 2000, para expresar que por aquellos años una carrera profesional en el fútbol para las mujeres era impensado: “Para mí no era un sueño ser futbolista, porque no existía el fútbol femenino. Yo hasta que no fui grande no sabía que había equipos de mujeres compitiendo en AFA. Sí quería terminar la escuela y hacer una carrera, y lo hice, estudié una tecnicatura en marketing y después seguí con el fútbol. Pero desde chiquita no lo podía soñar a esto del deporte, aunque me encantara”.

Además, agregó que “Desde chiquita, en el barrio, los varones no querían que juegue con ellos. Decían que me iban a pegar, cuando en realidad era al revés (ríe).  Hubo muchos prejuicios, todavía hoy están esas frases terribles como andá a lavar los platos. Pero nosotras jugábamos desde un lugar muy sano, donde nos seguían la familia, los amigos y la verdad es que eso nos trajo hasta acá, ese amor y acompañamiento”.

En cuanto a la diferencia entre aquellos primeros pasos por el deporte, en su localidad natal hasta hoy, Vidal enfatiza en que algunos cambios positivos ya se empiezan a asomar, avizorando un futuro mejor. “Desde que empecé a jugar hasta hoy noté un gran cambio. A mí me cambió como persona, además de como deportista. Tuve que agarrar otra responsabilidad, más allá de que antes lo hacía porque me gustaba, y ahora también, pero además hoy es un trabajo y nos toca luchar para las próximas generaciones. Cuando llegué acá (Buenos Aires) me cruzaba con gente con malos comentarios, pero con el tiempo eso se fue haciendo cada vez menos. Hoy en San Lorenzo el hincha te sigue, y eso está bueno porque acá se vive de otra forma, no tanto como en los pueblos. Sí hay equipos que no tienen tantos hinchas, porque quizás son más chicos o tienen menos trayectoria, pero en los equipos grandes es distinto”.

Para adelante

Vidal es una guerrera que luchó desde sus 16 años por llegar a lo más alto en su carrera profesional. “Lleva mucho esfuerzo y mucho trabajo estar lejos de casa, de la familia, verlos poco. Pero bueno, eso te hace más fuerte de cabeza y como jugadora. Valorás más las cosas y eso está bueno. Tiene un lado triste y otro bueno a la vez”.

Con respecto a su estadía en San Lorenzo, la defensora comentó que para el próximo año se le están abriendo algunas puertas fuera del país. “Hoy me siento en una etapa en la que trato de cerrar un ciclo con San Lorenzo. Espero que termine el año de la mejor manera y, para el año que viene, irme a jugar afuera. Desde que llegué acá nunca pensé que iba a poder ser campeona, jugar una libertadores y lo pude vivir, pero siento que después de 3 años puedo dar un salto más y estamos en proceso de ver si se puede dar de jugar afuera”, culminó.

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