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Franco Casañas, el retiro del Señor Gol

Uno de los mejores delanteros de los últimos tiempos  en la Liga San Martín colgó los botines. Sus comienzos en Roldán, su paso por el futbol grande y una huella imborrable en la liga departamental con 247 gritos.

Por Gonzalo “Chalo” Oitana

Franco Ezequiel Casañas es sinónimo de gol. Lo hecho en la Liga San Martín de Fútbol, en el centro Oeste Santafesino, será difícil de superar. Son 247 goles y otros tantos repartidos entre el ascenso y el exterior. Los hay simples y complicados, de tiro libre, desde la mitad de la cancha, definiciones exquisitas, golazos para todos los gustos. Oriundo de Roldán pero hijo adoptivo de El Trébol, la ciudad que lo acogió y en la que se cruzó con Trebolense, donde escribiría una de las páginas más gloriosas de la historia del club.

El “Mostro del gol” le puso fin a su carrera como futbolista. Con casi 38 años (los cumplió el sábado 2 de julio) y una infinidad de goles, colgó los botines para darle paso al disfrute en familia, esa que lo acompañó tantos domingos. “Voy a empezar a disfrutar un poco más la vida desde otro lugar, llevaré a mi nene a que se divierta jugando al fútbol. Acompañarlo, como me acompañaron a mí todo este tiempo”, deslizó en una de las charlas con EL IMPRESO DEL OESTE. Fueron 21 años de carrera, para hacer una imagen que se replica en murales y banderas de toda una ciudad.

Sus inicios y el paso por el profesionalismo

La historia comenzó en Roldán, su ciudad natal, donde comenzó a jugar con la pelota los 4 años. De allí saltó a la Liga Cañadense, en Atlético San Jerónimo, y con sólo 15 años comenzó a realizar pruebas en los clubes de Buenos Aires para cumplir su sueño.

Desde el  2003 y hasta el 2006 defendió los colores de Almagro, en la Primera B Nacional. El club, con sede en el barrio de Almagro de Capital Federal, tiene su estadio en la localidad de José Ingenieros, en el partido de 3 de Febrero. Allí mudó su fútbol desde muy jovencito y después de probar suerte en Boca Juniors, Lanús, Huracán, entre otros, fue el Tricolor el que le dio la posibilidad de llegar al fútbol grande.

En el fútbol de ascenso, hizo parte de las inferiores hasta que llegó el debut en primera en una jornada que quedará grabada en su memoria para siempre. Fue un jueves 15 de mayo de 2003 en el marco de la fecha 14. Almagro peleaba la promoción del Nacional B con El Porvenir, Los Andes y Deportivo Español, y tras ir perdiendo dos a uno con Los Andes (rival directo) a 15 minutos del final el DT Alberto Pascutti lo llamó para entrar. “Estaba jugando en la  4° de AFA, venía haciendo goles, y para ese partido había varias ausencias. No había número 9, porque faltaban Maximiliano Castano, Roberto Demus, entre otros y fui al banco”.

Casañas tuvo su mejor carta de presentación y el día del debut, en tiempo de descuento, hizo el gol para el empate dos a dos. El protagonista describe la jugada con detalles: “Patea Diego Figueroa, el arquero Daniel Islas (hermano de Luis) da rebote, me quedó para la derecha y la agarré de aire, entró al medio y arriba”. De ahí también surgió su apodo “Beto”. “Los jugadores más grandes me decían que le había salvado la cabeza al DT “Beto” Pascutti ese día, que yo era el hijo en ese momento, fue una anécdota y de ahí me quedó el apodo Beto”, contó entre risas.

Ese año Almagro finalizó 5° en la tabla de posiciones y Franco Casañas comenzó a tener minutos. Al año siguiente, el Tricolor ascendió a la primera división y tras un año en la elite volvió a la segunda categoría. Otra vez en el ascenso, Franco fue dirigido por el “Tata” Brown y, ya en la segunda fecha, anotó el tercero para golear a Belgrano por tres a cero.

También, dirigido por “Cachín” Blanco, fue el autor a siete minutos del final de la victoria frente a Defensa y Justicia por la mínima, con un misil al ángulo. Pasó por Real Arroyo Seco en el Torneo Argentino y llegó a El Trébol, para luego emigrar un año a Guabirá de Bolivia (temporada de 16 goles), pasar por La Emilia (San Nicolás) y volver a Trebolense, para escribir una de las páginas más gloriosas de una institución donde es ídolo indiscutido.

El “Mostro del gol”, festejando tras hacer lo suyo en la cancha

Maldita pandemia

La pandemia hizo mella y tuvo que ver en la decisión. Después de jugar una final con Atlético Sastre en 2019, comenzó el 2020 otra vez en el “Cele” de la mejor manera, pero llegó la propagación del Covid-19 y el fútbol liguista se suspendió. “Cuando perdés un tiempo de actividad, es muy difícil para a un jugador con mis años. Necesitas correr, estar activo, entrenar todos los días, estar bien físicamente, correctamente alimentado y  descansar. La liga se volvió profesional en ese sentido, con un Atlético San Jorge que va marcando el camino y saca diferencia. Para estar a la altura, tenés que estar bien” deslizó.

Cuando volvió a Trebolense, se había planteado jugar sólo seis meses, y como es un hombre de palabra decidió colgar los botines. Pero también lo empujó una situación que se dio este año y que implicó la quita de puntos a su equipo, además de la suspensión de la cancha. “Lo que pasó en el clásico fue muy difícil de superar. Estábamos para pelear cosas importantes y la quita de puntos me desmoronó. Fue muy difícil superar las cosas que pasamos en estas semanas y todo lo que nos tocó vivir”.

Todo lo empujó a este momento que, al contrario de lo que uno podría imaginar, lo vive con felicidad y entusiasmo. “Es tiempo de dedicarme a la familia más que nada. Fueron 21 años de carrera en primera división, de entrenar, de entregarse al máximo. Di todo y más, ya no tengo nada para dar”. Es muy claro en su concepto, con dos hijos (Samuel y Judith) quiere dedicarle más tiempo a los suyos.

Una familia unida, pero dividida por los colores

Cosas de la vida. La mujer es fanática de El Expreso y, cada vez que jugaban el clásico de la ciudad, toda la familia iba para el otro lado. Historias varias para uno de los jugadores que le marcó más goles a su clásico rival, el equipo del cual son hinchas los suyos. “Mi hija Judith nació un miércoles de 2019, esa semana no entrené para quedarme cerca de mi mujer y mi hija. No fui a la práctica el jueves y tampoco el viernes, y el domingo me tocó ir al banco. No sabía si iba a entrar, pero por la lesión de un compañero entré faltando cinco minutos y perdíamos dos a uno. Me tocó hacer el gol del empate, y cuando llegue a casa mi hijo Samuel estaba enojado conmigo, él quería que gane El Expreso, pero todo terminó con un abrazo”, recuerda entre risas y emoción.

Fiesta despedida

Si bien no trascendieron muchos datos, la dirigencia de Trebolense ya contactó al goleador para consultarle sobre su homenaje, y el “Mostro” dio el ok. Sin fecha tentativa y a la espera del paso del tiempo (por una sanción que tiene el estadio Centenario), en el club donde ganó los títulos 2008 y 2012 esperan poder concretar una jornada memorable.

Está agradecido con los clubes que le abrieron las puertas, porque así lo siente. “Siempre me brindé al máximo con cada camiseta que jugué”. Avizora su futuro inmediato con un tiempo para “Descansar, hacer vacaciones, disfrutar de la familia”.

Es difícil despagarse de una pasión, por eso promete volver a ponerse los botines: “Seguramente más adelante me sume a algún equipo del fútbol Senior”, y ahí estarán esos hinchas esperando. Franco Casañas supo cosechar elogios y amigos en cada institución a la que perteneció y le abrirán una y mil puertas. Y ahí estará otra vez, con su fútbol y sus goles. La redonda lo espera impaciente.

Goles son amores: En la Liga Departamental San Martín convirtió 220 en Trebolense, 20 para Atlético Sastre y 7 en Americano de Carlos Pellegrini. Además marcó en Guabirá de Bolivia (16 en 1 temporada), en la primera de Almagro y en Real Arroyo Seco.

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