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Mala pata. Cirugía percutánea del pie

Por Dr. Jorge Cena, especialista en traumatología y ortopedia

El pie está formado por un entramado complejo de pequeños huesos, ligamentos, músculos y articulaciones. Es esencial, porque soporta todo el peso del cuerpo. Así, su función más importante es la estabilidad del organismo y el desplazamiento -la marcha, la carrera o el salto.

Antes, en etapas iniciales del desarrollo humano, el peso se repartía con otras extremidades porque el “homínido” era cuadrúpedo pero, con la evolución de las especies, el “homo sapiens” se volvió bípedo y el pie se desarrolló hasta adaptarse a la forma de caminar actual.

El pie puede sufrir enfermedades o procesos inflamatorios, degenerativos, paralíticos, congénitos, reumáticos o traumáticos.

Según la zona a la que afecten, se pueden dividir en antepié, mediopíe y retropié. Casi todos los problemas que afecten a la zona del antepié y del retropié podrán abordarse con cirugía percutánea del pie. En cambio, la zona del mediopié requerirá abordajes más amplios, hoy en día menos agresivos, con técnicas de cirugía mínimamente invasiva.

La cirugía percutánea del pie, también conocida como cirugía MIS por las iniciales del inglés Minimal Incision Surgery, es una técnica quirúrgica novedosa para tratar las patologías del pie consistentes en alteraciones de los huesos o de los tejidos blancos.

Prácticamente en la totalidad de los casos se utiliza anestesia loco-regional -desde el tobillo hacia el pie- con lo que se disminuye de una manera muy significativa las posibles complicaciones anestésicas.

Las patologías más importantes que trata la cirugía percutánea del pie son el juanete y la metatarsalgia, es decir, dolor en la base de los dedos del pie.

Algunas de las patologías más frecuentemente tratadas mediante la cirugía percutánea del pie son deformidades de los dedos -en garra o dedos en martillo-, el “juanetillo de sastre”, que es una deformidad similar al juanete, pero que afecta al quinto dedo. También corrige el “hallux rigidus”, una artrosis que afecta al dedo gordo, el espolón calcáneo donde el paciente presenta una prominencia ósea que se produce en el talón y también se aplica en el “Neuroma de Morton”, un engrosamiento del nervio interdigital en el espacio que existe entre el tercer y cuarto dedo del pie.

La cirugía

Las intervenciones de cirugía percutánea del pie se realizan a través de incisiones mínimas, sin exposición directa de los planos quirúrgicos y minimizando los traumas a los tejidos próximos.

Dado que la cirugía se efectúa por incisiones que tienen dos milímetros de largo y no es posible observar de manera directa el procedimiento que realizamos, utilizamos el control con radioscopia intraoperatoria, que consiste en ver como si fuera una radiografía contínua cuando estamos realizando la intervención y podemos dirigir los instrumentos de manera de ser precisos en la técnica.

Gracias a este tipo de cirugía mínimamente incisiva, se consigue el tratamiento de las diferentes patologías del pie con una mínima incisión -entre dos y tres milímetros-, mientras que con las técnicas quirúrgicas convencionales se exigían incisiones grandes o incluso la eliminación de articulaciones en casos graves.

Antes de realizarse la cirugía, el médico examinará al paciente y, según el nivel de gravedad, evaluará en última instancia si esta técnica es la más indicada para tratar su patología.

Una vez que se decide que esta técnica se realizará, es habitual un análisis de sangre prequirúrgico, radiografía de tórax y electrocardiograma.

Cuidados

Después de la operación, el paciente deberá usar un tipo de calzado ancho y de suela rígida, que disminuye la carga sobre el pie operado. Por eso, se desaconseja operar ambos pies a la vez.

Es una cirugía absolutamente ambulatoria, una vez finalizada la intervención, en el quirófano se coloca al paciente un zapato post-quirúrgico con el que podrá caminar desde ese momento.

El vendaje postoperatorio es fundamental, tiene una importancia tal que de él depende el resultado final del tratamiento, dado que en esta intervención por lo general no utilizamos ningún implante -ni clavos ni tornillos-, la corrección obtenida en el acto quirúrgico es conservada gracias al vendaje.

La primera revisión se suele realizar en una semana para retirar los puntos. Respecto al vendaje quirúrgico, se instruye al paciente cómo colocar el nuevo vendaje que cambiará él mismo a diario, tras el aseo personal durante dos o tres semanas. En este período de tiempo mantendrá el zapato post-quirúrgico y a partir del mes utilizará calzado normal de manera progresiva.

Siempre es recomendable consultar con un especialista si padecés algún tipo de estas alteraciones en tu pie, para poder mejorar tu calidad de vida.

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