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lunes, mayo 20, 2024
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El ojo

Por Rubén Eduardo “Kelo” Moreno

Escuchamos “es por ahí” y cuando vemos ese camino es la nada misma. Hay un gran acuerdo por parte del arco político de imponer el negacionismo actual.

Tenemos los análisis de funcionarios comprometidos con el diagnóstico de las causas que  estamos atravesando los ciudadanos y vemos la muerte tan de cerca como si fuera un paisaje.

Tanto el gobernador de la provincia como el intendente de Rosario y hasta el mismo presidente de la Nación parece que no leen los diarios y cada noticia donde aparecen asociaciones ilícitas de gran parte de la fuerzas de seguridad, sumado a las de la Justicia con fiscales que están cumpliendo condenas.

Estas realidades nunca se mencionan en esas largas conferencias de prensa cargadas solo de catarsis mientras que la idea es: “de eso no se habla, todos sabemos que sin complicidad no hay delitos”.

Nuestros representantes quieren hacernos creer que desconocen cómo funciona el delito impune seguido de muerte, esa sociedad del crimen organizado penetra en la fuerza policial en los años 90, a través de los desarmaderos y desguace de autos y el juego clandestino, sumando a través de los años a parte de la política e integrantes de la Justicia.

Pero en toda la historia nunca nadie se hizo cargo, por lo cual ahora se está sufriendo las consecuencias. Cuando decimos “es por ahí”, nos referimos a cámaras, fuerzas federales, policías, Ejército (un juego mentiroso y peligroso), compra de picanas, pistolas Taser, que persiguen otras formas de gobierno.

Nada de esto va solucionar el problema, está a la vista la inoperancia del facilismo, este tema no es tan simple, es político y lo debe solucionar la política.

El presidente de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe, Daniel Erbetta, en declaraciones al programa Trascendental de LT8 que conduce José Maggi, se refirió a la pérdida del control del territorio en manos de bandas delictivas, que hasta siguen mandando instrucciones desde la cárcel para organizar “balaceras, extorsiones y crímenes por encargo”.

Por todo ésto, pidió “empezar a hacer algo”. “Esto no va a cambiar si no se acepta el problema, si no se reconoce. Si no se asume, no voy a poder nunca pensar en una solución y esto tiene que hacerlo la política. Hay muchos jefes policiales y agentes que están condenados, y otros sometidos a proceso”.

“Están condenados, porque no solo brindaron protección, sino que en algunos casos han pasado a gerenciar estos negocios conjuntamente con los sectores que controlan la calle y hacen uso de la violencia”, remarcó.

Estas miradas acertadas con la realidad nunca se toman en cuenta, solo se trata de mirar y no ver. Hay un ojo que está mirando la parte represiva pero garantizando la impunidad y otro ojo que mira la realidad que se sufre ante tantas víctimas inocentes como Máximo de 12 años. El era alumno de 7° de la Escuela Nº 1.344, la escuela intercultural bilingüe Taygoye. Murió mientras lo atendían en el hospital tras quedar en medio de una balacera en barrio Los Pumitas en Rosario.

Alexis, también alumno de la Taygoye, está grave, lo operaron tratando de sacarle la bala del hígado. En diciembre los acribillaron a Erik y Valentín, alumnos de la escuela Nº 240, la Lola Mora, de zona oeste. Y antes, solo durante parte del 2022, fueron asesinadxs Elena, Ciro, Ámbar, Joel, Brian, Víctor, Alexis, William, Mijaíl, Franco, Facundo Milton, Nicolás, Alan, Geraldine, Marlene, Brandon, Lucas, Zoe, Adriano. Todxs menores. Niñxs o adolescentes. Alumnos y alumnas de nuestras escuelas, se publica en las redes como un grito de basta en un Estado ausente que termina siendo cómplice de estos paraísos de la muerte.

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