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Agenda electoral

Por Rubén Eduardo “Kelo” Moreno

2023 año de elecciones para el recambio total representativo. Observamos con desconcierto la falta de políticas del gobierno con marcadas contradicciones en temas sumamente sensibles.

Un gobierno que toma como garantía el mal desempeño del gobierno anterior para justificar sus actos. Tal ejemplo no lo hace ni bueno, ni mejor, en tal caso termina siendo lo mismo.

En tanto la oposición construye sobre los errores y la forma deliberada de implementar las mismas prácticas políticas e ideológicas. Ambos se basan en el mismo patrón: el neoliberalismo.

Se subestiman las discusiones políticas procurando priorizar la buena imagen por sobre el diálogo relegando los proyectos colectivos. 

La estrategia de ambos para escapar a la discusión profunda es como el ejemplo que cuenta que alguien está en una vereda con una abuela para cruzar la calle, la calle es un bache gigante tan profundo como un precipicio, si no la cruzás te dicen: “que sinvergüenza, no cruza a la abuela”. Y si la cruzás te dicen: “que asesino, dejó caer a la anciana al vacío…”. 

Es increíble que en cuarenta años de recuperar el sistema democrático sus únicas repuestas son estas mediocridades.

En 1974 Juan Domingo Perón proyectaba con esta frase el futuro: “Si alguna vez llegase a haber otro golpe, el pueblo quedará tan derrotado que la vuelta constitucional servirá solamente para garantizar, con el voto popular, los intereses del imperialismo y de sus cipayos nativos”.

Hoy todas la necesidades y prioridades que tienen los argentinos no están en sus agendas, sino todo lo contrario. Sus caminos son paralelos a la realidad, la falta de proyectos para solucionarlos es reemplazada con palabras bonitas guionadas por grandes consultoras que lo toman como una verdad revelada.

La estrategia es seguir confundiendo y decir lo que ellos creen que la sociedad quiere escuchar, pero, a esa sociedad la atraviesa otra realidad. Todo a su alrededor se transformó en una angustia que los desconcierta, desubicándolos en cada acción política del gobierno.

La repuesta que tiene la oposición a todos estos problemas es aplicando la agresión y la violencia, como si nuestra historia no estuviera plagada de esa violencia, que solo genera dolor en el que la sufre.

Las miradas parciales y desesperadas de este poder que cree que el problema es la ayuda social y no los bancos y los sectores concentrados de la economía, se multiplica en miles de veces el traspaso que hacen los gobiernos generando más pobreza.

El impuesto a la pobreza y la inflación que en cada punto que sube genera marginación, disfrazan los diagnósticos como si la política fuera un carnaval. Pero las soluciones nunca llegan y los anuncios no se plasman automáticamente en mejoría.

Son preocupantes estos mensajes y acciones. Nadie reflexiona. Los responsables del poder sobre la violencia vigente no quieren o no tratan de desactivarla. El poder real sigue gobernando para las minorías de siempre.

Decía  Arturo Martín Jauretche: “Es frecuente el error de oponer la política realista a la política idealista. Error que proviene de confundir al político practicón con el realista. El practicón que es un simple colector de votos o fuerzas materiales. El realismo consiste en la correcta interpretación de la realidad y la realidad es un complejo que se compone de ideal y de cosas prácticas (…) Ni escapa al círculo de los hechos concretos por la tangente del sueño o la imaginación, ni está tan atado a lo concreto que se deja cerrar por el círculo de lo cotidiano al margen del futuro y el pasado. Para una política realista la realidad está constituida de fines y medios, de antecedentes y consecuentes, de causas y concausas”.

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