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Deterioro cognitivo leve

Por Adriana García, psicóloga

  • “El olvido está ahí, no lo olvidemos”
Mario Benedetti

A nivel mundial, se observa que la población adulta mayor está creciendo y, con ella, también la presencia de patologías típicas de esta etapa de la vida dentro de las cuales se destacan los deterioros cognitivos propios de la edad.

La estimación del aumento de las expectativas de vida no siempre es sinónimo de un envejecimiento saludable. A medida que avanza la edad, especialmente después de los 80 años, aumenta la prevalencia de enfermedades neurodegenerativas.

El cerebro, al igual que el resto del cuerpo, cambia a medida que uno envejece. Muchas personas advierten que van perdiendo en forma progresiva la memoria. La detección temprana del deterioro cognitivo leve (DCL) nos permitirá realizar intervenciones para mejorar la calidad de vida del sujeto.

El deterioro cognitivo leve es una condición intermedia entre el envejecimiento normal y el inicio de alguna enfermedad neurodegenerativa. De ahí la importancia de la detección temprana, para poder realizar una intervención y reducir las probabilidades de evolucionar a una demencia. Si bien no es condición determinante, el DCL sí aumenta el riesgo de padecer algún tipo de demencia más adelante.

La especialista, Adriana García

Alerta

Los signos del deterioro cognitivo incluyen pérdida de la memoria, dificultades para concentrarse, dificultad para completar actividades, comprender, recordar, seguir instrucciones y solucionar problemas. Otros síntomas que son frecuentes pueden ser los trastornos en el estado de ánimo, cambios en el comportamiento y pérdida de la motivación.

Las causas del deterioro son producto de dos factores fundamentalmente, la edad y factores genéticos. El DCL está asociado frecuentemente a la edad, ya que el 30% de los mayores de 65 años lo presenta, sin diferenciar entre hombres y mujeres.

Hay una clara relación entre nivel educativo, estilo de vida (inactividad, hábito de fumar, alimentación no saludable, excesivo consumo de alcohol, hipertensión, diabetes, obesidad o depresión) con la aparición de algún tipo de deterioro cognitivo. El aislamiento social y la pérdida auditiva también son aspectos a tener en cuenta cuando se produce el DC.

La diferencia con la demencia es que el DCL afecta exclusivamente la memoria. Se observan fallas en la memoria constatadas por un observador y las funciones cognitivas en general se hallan conservadas. En cambio, la demencia compromete otras funciones cerebrales que se ven reflejadas en el desarrollo de las actividades normales de la vida diaria, dificultad para recordar nombres de personas y o familiares. Otras consecuencias de la demencia son problemas para realizar tareas que antes resultaban sencillas, deterioro en el sentido de la orientación que lleva a perderse en caminos habituales, extraviar objetos, perder el interés por cosas que antes entusiasmaban, alteraciones en el comportamiento, pérdida de habilidades sociales.

Prevenir

La reducción y el control de los factores de riesgo, más un enfoque multifactorial, pueden prevenir o demorar el comienzo de las patologías neurodegenerativas.

Es de suma importancia la realización de actividades como leer, estar informados, participar en juegos de mesa, asistir a eventos culturales, etc. Estas actividades estimulan la memoria y mejoran la calidad de vida de las personas.

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