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Muerte digna en Argentina y su enfoque médico legal

Por Dr. Páblo Oscar Candiz, esp. en Medicina Legal

En Argentina, no está legislada la eutanasia como una opción en la actualidad, pero sí la posibilidad de tener una muerte digna. Avanzaremos sobre estos conceptos con el fin de aclarar una compleja situación a la que se suman los inconvenientes para llevarla a cabo, debido a los conflictos éticos y las pesadas cargas emotivas que representa para algunas familias.

En nuestra cultura, la muerte en general no es tema de conversación. Por ello, poca gente planifica la forma en la que les gustaría morir, algo que por ser duro no es menos cierto. Una de las pocas certezas que tenemos cuando nacemos es que vamos a morir, por lo tanto, deberíamos superar dicho tabú y enfrentar esta situación.

Derecho

Con el fin de regular ese momento, en la legislación argentina contamos con la ley de Derechos del Paciente N° 26529, reformada por la ley N° 26742 y, también, una oportuna reforma del Código Civil.

Una noción muy importante para comprender este tema es la que aborda dicha ley en su artículo primero, denominado “la autonomía de la voluntad”. El paciente tiene derecho a aceptar o rechazar determinadas terapias o procedimientos médicos o biológicos, con o sin expresión de causa, como así también a revocar posteriormente su manifestación de la voluntad.

Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a intervenir en los términos de la Ley N° 26.061, a los fines de la toma de decisión sobre terapias o procedimientos médicos o biológicos que involucren su vida o salud.

En todos los casos, la negativa o el rechazo de los procedimientos mencionados no significará la interrupción de aquellas medidas y acciones para el adecuado control y alivio del sufrimiento del paciente.

Morir con dignidad, es un derecho personalísimo, los cuales constituyen una inconfundible categoría de derechos subjetivos esenciales, que pertenecen a la persona por su sola condición humana y que se encuentran respecto de ella en una relación de íntima conexión, casi orgánica e integral.

Por lo tanto, la muerte digna es un derecho con el que cuenta todo ser humano para elegir o exigir, para sí o para otra persona a su cargo (cfr. arts. 5º, e], y 6 de la Ley Derechos del Paciente y art. 59 del Código Civil y Comercial), una “muerte a su tiempo”, es decir, sin abreviaciones tajantes (eutanasia) ni prolongaciones exageradas e irrazonables (distanasia), o cruelmente obstinadas del proceso de morir (aludimos al “encarnizamiento terapéutico”, también llamado “furor terapéutico” u “obstinación terapéutica”).

Eutanasia

A la muerte digna se la debe diferenciar de la eutanasia, del suicidio asistido y del homicidio piadoso, siendo también necesario aludir a las diversas posturas que un paciente puede lícitamente adoptar frente a una indicación médica y a los derechos con que cuenta a tales efectos. Atendiendo a la distinción entre la muerte como evento, que legalmente es un hecho jurídico, cualquiera que fuere su causa (arts. 257 y 93/94 del Código Civil y Comercial) y el morir como proceso.

Para dejar en claro la diferencia, la eutanasia es considerada como la acción médica con la cual se pone fin, intencional, anticipadamente y en forma directa a la vida de un paciente próximo a la muerte y que así lo solicita, para lograr de este modo dar término a los padecimientos (dolor, sufrimiento, angustia) de su agonía.

Es una muerte provocada, realizada mediante un procedimiento seguro. Su aplicación producirá su deceso en un tiempo mínimo y sin provocarle dolor ni sufrimiento, a tarvés de la administración de alguna/s droga/s en dosis letal. Hoy en Argentina es un delito penal.

Decidir sobre la muerte

Todos los argentinos tenemos la posibilidad de dejar directivas anticipadas con respecto al momento de nuestra muerte, incluso la posibilidad de aclararlo con nuestros seres queridos para aliviarlos de la carga de tener que tomar tamaña decisión.

También colaboraríamos con nuestros médicos, ya que como profesionales no es para nada fácil tomar estas decisiones, atravesados por cuestiones culturales y por el temor de los cuestionamientos referidos a la mala praxis. Además, está el hecho de que el médico está entrenado para salvar vidas y le cuesta muchísimo permitir morir, que no es ni más ni menos que cuando no hay más nada que tratar, dejar lugar a que la naturaleza actúe y permitir que la patología se “lleve” a esa persona.

Este es un tema muy sensible, pero también muy importante, y espero con esta información colaborar, al menos, en instalar la discusión y poner luz sobre este tema.

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