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Derecho al goce

Por el Día Internacional del orgasmo en personas con vulva, hablamos con la sexóloga Cecilia Kokaychuk acera de qué es un orgasmo y por qué hablar de sexo es un tema tabú

Por Manu Abuela

Ya lo dijimos: si existe un “día de” significa que es importante hablar de eso, visibilizarlo, poner el tema en el tapete. Y el pasado 8 de agosto se celebró el día internacional del orgasmo en personas con vulva. Quizás muchos se pregunten por qué hablar de sexualidad en una sección de género, y es que durante siglos la sexualidad se configuró en torno al placer masculino y, por tal motivo, hasta la medicina misma se olvidó que las mujeres y personas con vulva también desean, también tienen fantasías, también tienen derecho a tener una vida sexual activa, saludable y descubrirse en placer, solas o acompañadas.

¿Por qué a las identidades feminizadas siempre les dio pudor hablar de sexo o, mucho peor, liberarse dentro del acto sexual mismo y ponerse como sujetas de placer? ¿Por qué la anatomía femenina y la “función” del clítoris no fue descubierta sino luego de la segunda mitad del siglo pasado? ¿Por qué la mayoría de las niñas no saben que tienen clítoris y piensan que sólo tienen vagina? ¿Por qué existe la mutilación genital femenina todavía hoy en el mundo? Todas las respuestas conducen a Roma, por eso sí, hablemos de orgasmo y sexualidad.

Definiendo

“El climax u orgasmo es una sensación de extremo placer. Son contracciones o espasmos repetidos, que incluyen al útero y el clítoris, que se dan al estilo reflejo, por eso no se pueden frenar”, afirmó Cecilia Kokaychuk, psicóloga especialista en sexualidad humana, en una entrevista exclusiva para El Impreso del Oeste.

Cecilia Kokaychuk, psicóloga especialista en sexualidad humana

En la comunidad científica hay un dilema en relación a dónde se producen los orgasmos. “Hay algunos que dicen que se origina en el útero. Otros que todos los orgasmos, de manera directa o indirecta, son clitorídeos. Y otros ponen el acento en que las distintas zonas (punto u, punto v, punto g) son orgásmicas en sí mismas y no se produce necesariamente por una estimulación del clítoris”, expresó la experta.

Pero si a las estadísticas nos remitimos, podemos afirmar que el clítoris en la mayor fuente de excitación sexual en personas con vulva. “Desde los años ‘70 se pone el acento sobre el órgano sexual por excelencia de excitación sexual en la vulva, que es el clítoris, ya sea mediante estimulación directa o no. Además, la conjunción se da en la vulva, por lo que es muy difícil determinar exclusivamente dónde se produjo el orgasmo, entendiendo que en cada persona es diferente, variando en intensidad y durabilidad”, expresó Kokaychuk.

El orgasmo es mental”, decretó la sexóloga. Es por esto que con una estimulación adecuada, una predisposición y deseo, se puede llegar al orgasmo más allá de la zona en la que se está haciendo foco.

“La ansiedad, la baja autoestima, las preocupaciones, el no estar en el aquí y ahora del acto sexual y el no recibir una estimulación adecuada hacen que el orgasmo no se produzca”, afirmó. Por eso, el orgasmo depende de cómo está la persona en ese momento: cómoda con su cuerpo y enfocada en el acto en cuestión. En una sociedad donde los cuerpos feminizados están bajo la lupa y las mujeres tienen sobrecarga de trabajo, tanto dentro de la casa con el cuidado de los hijos y la limpieza como fuera de ella, quizás se torne más complejo llegar al climax ¿no?

Fuente de placer

En 1559 Mateo Realdo Colombo, un cirujano italiano, diseccionó por primera vez un clítoris. Pero fue recién en 1998 cuando se conoció la totalidad de su composición, comprendiendo que aquello que podemos ver es sólo una pequeña porción de su composición, la punta del iceberg de un órgano más complejo y grande, que puede estimularse desde diferentes lugares.

La composición del clítoris

Antes, el acento estaba en la vagina, que cumple un rol central en la procreación humana. Pero como los científicos no podían encontrarle una función reproductiva al clítoris, tampoco pudieron imaginar que en realidad su valor residía, nada más y nada menos, que en el placer de las personas con vulva.

Desde larga data se olvidaron del clítoris. Freud fue uno de los causantes, porque investigó sobre la sexualidad femenina en las niñas y concluyó que el clítoris es un órgano inmaduro y que se llegaba a una maduración de los órganos genitales femeninos cuando se ponía la importancia sobre la vagina. Pero investigaciones que hizo Alfred Kinsey arrojaron la conclusión de que las personas con vulva se masturbaban el clítoris, y muy pocas por la vagina”, afirmó Kokaychuk.

Prohibición y culpa

“Aún hoy se hace énfasis en el órgano sexual masculino, y éste siente placer con la penetración, no sobre el toque de la zona clitorídea. Por eso, también la ciencia y la cultura se olvidaron o no les interesó estudiar al clítoris. Es una cuestión patriarcal”, expuso la especialista.

Silvia Federichi, socióloga italiana, teorizó acerca de que en el momento que surgió el patriarcado, de la mano del capitalismo, el sexo comenzó a demonizarse porque la Iglesia creía que mediante él las mujeres podían controlar a los hombres. Surgió la misoginia, y la caza de brujas ayudó a que el escenario se configurara de esa forma. Kokaychuk expresó que “Siempre se ponía el acento en la vagina para evitar la masturbación excesiva en mujeres o la ninfomanía. Todo tiene que ver con eso”.

Y así, de generación en generación, las mujeres aprendieron a que todo (su vida, educación, trabajo y hasta su placer) quedara en un segundo plano. “La culpa por tocarse es una cuestión socio-cultural, y hoy en día depende de la educación sexual que recibimos, como por ejemplo las reproducciones de los estereotipos que nos transmiten los dibujos animados, que influencian a que se lleve adelante una cultura de la culpabilidad con respecto al placer. Los cuentos clásicos de Disney son un claro ejemplo, donde los estereotipos femeninos son mucho más severos, porque la mujer tiene que tener ciertas condiciones de femeneidad, es decir, todo lo que espera la sociedad que haga por tener vulva, que están muy lejos del placer a diferencia del varón, en el que tener sexo lo hace más macho, más hombre”.

Al respecto, cabe señalar que en algunos países del mundo la mutilación genital femenina se sigue practicando, y no ya tanto por cuestiones religiosas, sino culturales. Es que en India, Malasia, Pakistán o Emiratos Árabes Unidos consideran mucho más “casable” a una niña de 12 años sin clítoris, condenada a no sentir placer y a vivenciar violaciones sistemáticas en manos de su marido (elegido por su padre, claro), porque sino ¿Qué dirán los vecinos?

¿Mito o realidad?

La existencia del “punto G” es otro tema controversial. “Como órgano no existe, pero si queremos hacer una autoexpliración, vamos a encontrar en la pared anterior a la vagina un tejido rugoso que tiene sensibilidad: ése es”, afirmó Kokaychuk.

Sin embargo, la sexóloga explicó que las últimas investigaciones llegan a la conclusión de que no existe y que, cuando se da un orgasmo por penetración, se produce una contracción de la zona y muchos piensan que es el punto G el encargado. Además “A algunos les resulta agradable estimular esa zona y a otros no. Muchos dicen que estimulándola se puede producir la eyaculación femenina, pero no está comprobado aún”, expresó.

Otro mito frecuente es que, avanzando en edad, las mujeres pierden su deseo sexual. Y es que el sexo en la vejez sigue siendo, aún hoy, un tema tabú. Cecilia Kokaychuk contó que “Muchas personas consideran que en esta etapa de la vida no hay sexualidad y no puede haber encuentros sexuales, que las personas no se enamoran, hasta las consideran personas no aptas para la sexualidad. Pero en realidad sí se tiene sexualidad, porque ésta nace y muere con nosotros. Lo que sucede es que, como el placer sexual es diferente a los 20, a los 40 o a los 50, en la tercera edad también se reconfigura. Lo que no quiere decir que no exista”.

En salud

Por eso, la autoexploración y el hablar de estos temas es necesario para poder desmitificar, quitarnos algunos prejuicios y disfrutar de nuestra sexualidad de forma armoniosa con nuestro cuerpo, el de los demás y en salud.

En esto, la Educación Sexual Integral nos da una mano. La ley sancionada desde 2006, entiende a la sexualidad en un sentido amplio, mucho más allá del acto sexual y su dimensión biológica y médica. Esto ayuda a que chicos y chicas de todas las edades y niveles educativos puedan comprender que son dueños de su cuerpo, de su intimidad, que merecen respeto, que tienen derechos y que los prejuicios y estereotipos de género que circulan son construcciones culturales, que nada de naturales tienen y los hacen sentir encasillados o ahogados dentro de ellos. Que pueden vivir una vida libre, en consciencia y respeto.

Vastas investigaciones arrojaron que tener una vida sexual sana y cargada de orgasmos ayuda en nuestra salud evitando enfermedades como demencia senil, alzhéimer, disminuyendo el estrés, reduciendo las migrañas y dolores de cabeza, favoreciendo el sueño, mejorando el flujo sanguíneo y nuestra piel. También nos ayuda anímicamente, aumentando nuestra autoestima, mejorando la percepción de nuestro cuerpo, haciéndonos sentir más jóvenes y felices.

Por todo esto, ¿ya festejaste el día internacional del orgasmo? Si no lo hiciste, ¿qué estás esperando?

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