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Un vivero de oportunidades

El Vivero Inclusivo de Totoras es un espacio donde se fomentan los buenos valores, el trabajo y la amistad. Chicos y chicas de la región aprenden oficios y trabajan construyendo su propio futuro.

Por Faustina Plano

Hace aproximadamente nueve años, el vivero de la ciudad se planteó como un lugar “alternativo” que con el correr del tiempo fue ganando fuerzas como un centro de trabajo para personas que, muchas veces, son excluidas del mercado laboral.

Actualmente, asisten a diario entre doce y trece jóvenes que organizan sus actividades de acuerdo a los días de la semana: “Los lunes tenemos un espacio de dulces y cosmética natural, los martes asistimos a un taller de cerámica natural donde realizamos las macetas que luego vendemos. Los miércoles por la mañana trabajamos en plantines y por la tarde en un espacio de comunicación en conjunto con carpintería, mientras que los jueves por la tarde volvemos a trabajar en cerámica”, contaron los participantes del vivero a El Impreso del Oeste.

Feria + mateada

Una vez por mes, el vivero abre sus puertas para recibir a una gran cantidad de vecinos y vecinas que se acercan a pasar una tarde entre mates, risas, producciones artesanales y buena música.

“La idea principal fue hace siete años. Nació con el plan de que la gente venga a conocer el vivero con un equipo de mate. En ese momento las personas nos empezaron a pedir para comprarnos, solo producíamos plantines. A raíz de ese interés de la gente fuimos invitando a otros feriantes para que se pueda ir mostrando”, explicó Nadia Jarupkin, una de las coordinadoras del vivero.

Con el correr del tiempo, la feria se fue instalando como uno de los clásicos totorenses de los sábados por la tarde. Además, es una de las fechas donde se entregan “los Bolsones” del vivero: “Actualmente contamos con un plan de socios que aportan $500 mensuales a cambio de una surtida variedad de productos fabricados aquí. Esto permite poder sustentar las distintas actividades del lugar”, explicaron los jóvenes.

En este sentido, Ema, uno de los productores, detalló que cada uno de los bolsos contiene: “plantines, verduras, bolsas de tierra, jarabes, mermeladas y algunos productos de estación”.

Espacio cultural

Artistas locales participan de las distintas ferias que se van llevando a cabo. En un caluroso ida y vuelta, el vivero presenta un espacio donde todos los músicos de la ciudad tienen un lugar. “Sentimos que las propuestas artísticas nos apoyan, acá todo es muy pulmón. A veces podemos hacer algunas rifas y darle un incentivo económico pero por lo general vienen de onda, eso es un montón para nosotros”, explicó Nadia. 

“La idea es que todos nos apropiamos del proyecto y del espacio, el tema de la inclusión social es un tema que tiene que ver con toda la comunidad. Entonces es como un mensaje de ida y vuelta, ese es el sentido de la feria: que nos conozcan y poder vincularnos entre todas y todas”, continuó.

La pandemia

Durante largos meses, muchas instituciones se vieron obligadas a cerrar sus puertas a causa de la pandemia de Covid-19. Sin embargo, en aquellos lugares que contienen y abrazan, se hizo un poco más duro: “A nosotros nos afectó bastante”, expresó una de las asistentes, y agregó: “Si bien nos comunicábamos virtualmente, no es lo mismo que estar aquí en persona”. 

“En el momento más duro de la pandemia hacíamos videollamadas. Luego nos empezamos a juntar nosotros en grupo, pero no podíamos hacer este tipo de encuentros donde nos relacionábamos con la gente, nos encontramos masivamente”, explicó Nadia.

Afortunadamente, el calor de los encuentros ya está de regreso: “Es una actividad muy linda y necesaria para nosotros. El apoyo de la gente también se siente”.

Sustento y articulaciones

“Tenemos un convenio con el municipio que aporta todos los meses para el equipo de gestión. Todas las compras que hacemos de insumos, son totalmente auto sustentadas”, explicaba la coordinadora en cuanto a cómo se sostienen económicamente.

Cabe destacar que con el dinero de las ventas y el aporte de socios, todos los jóvenes que asisten diariamente reciben un aporte mensual por el trabajo que realizaron.

“Tenemos la idea de sumar empresas regionales que tal vez puedan realizar aportes más grandes que los particulares. Esto nos ayudará a generar compromiso por parte de las empresas y el estado. Si bien hacemos algo que está relacionado con la política pública ya que quienes vienen acá son ciudadanos y ciudadanas que necesitan espacios para desarrollar y crecer, está bueno seguir generando lazos con el privado”, afirmó Nadia.

“También aquí funcionan dos espacios que son abiertos al público: dos grupos de mujeres que vienen a aprender sobre cerámica. Es un espacio en articulación con el área de cultura municipal, donde aprendemos en conjunto”, agregó la coordinadora. 

En este sentido, desde el vivero trabajan arduamente para llegar a la mayor cantidad de gente posible: “Acá vienen compañeros de San Genaro, Clarke y Salto Grande. Tejemos redes, por ejemplo solíamos ir mucho a las ferias del de Cea de San Genaro. Estuvo muy cortado por la pandemia“.

Además, las puertas siempre están abiertas para las instituciones educativas: “Suelen venir  escuelas y jardines. Es un espacio pedagógico para que las instituciones puedan conocer nuestro lugar. Hacemos un recorrido por la huerta y planteamos actividades”.

Viajes y autonomía

Una vez al año, el vivero arma el bolso y sale a vacacionar por el país. Ya realizaron viajes a Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba.  “Fue una experiencia que surgió para trabajar sobre la autonomía, por lo tanto viajamos sin madres. Para la gran mayoría, era la primera vez que dormían fuera de su casa. En el primer viaje se largaron a llorar, pensamos que era porque extrañaban pero en realidad era porque no querían volver”, explicó entre risas Nadia.

“Desde lo económico no es sencillo. Tenemos un aporte del senador y también lo que juntamos diariamente. También los chicos a veces deciden no recibir un aporte tan grande mes a mes y generar un fondo que es específico para el viaje”.

El vivero: todo

 “El grupo es muy diverso, hablar de inclusión social no es hablar de un grupo homogéneo de personas, cada uno tiene sus posibilidades. El grupo de convivencia es hermoso y eso nos permite que algunos puedan desarrollar algunas actividades en distintos niveles. Habrá personas que harán un pasaje y puedan lograr tener algún otro tipo de trabajo y después habrá otros que este será su espacio de referencia. Es importante que se lleven un aporte económico  y de experiencia”, finalizó Nadia. 

Ante la consulta de qué significa diariamente el vivero en sus vidas, una joven no dudó ni un segundo de afirmar que simplemente, lo es “todo”. Por otro lado, Ema prefirió definirlo como un trabajo con amigos, mientras que manu lo definió como una “compañía”. 

“Nos reímos, jugamos y nos distraemos, tomamos unos mates. No es todo trabajo” confirmaron entre sonrisas. 

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