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Más de 20 comunas del sur santafesino trabajan en un proyecto de caminos rurales sustentables

La iniciativa promueve romper con el paradigma de utilización de motoniveladora y disco de arrastre. Aseguran que el ahorro de dinero en mantenimiento es evidente.

Por Pablo Amadei

Los caminos rurales en la Argentina conforman una red de medio millón de kilómetros y son fundamentales en nuestra región agrícola para sacar las cosechas. Sin embargo, es muy común que en épocas de lluvias se tornen intransitables o se inunden con facilidad provocando una erosión constante de la tierra. Esta situación conlleva a un trabajo permanente y costoso de municipios y comunas, que deben velar por su mantenimiento.

Históricamente las tareas consisten en utilizar disco de arrastre y motoniveladora removiendo el suelo prácticamente de cuneta a cuneta, lo cual paradójicamente, genera fuertes erosiones dado que el agua y el viento encuentran suelos desnudos y removidos cada vez que llueve. Es decir, es peor el remedio que la enfermedad.

Una asociación civil, conformada el año pasado, con el nombre de Asociación Argentina de Caminos Rurales Sustentables (Aacrus) propone romper ese paradigma y avanzar hacia un sistema sustentable de gestión de los caminos rurales. Para ello, sugieren un par de premisas fundamentales: pasto en banquinas y cunetas, la compactación de la calzada y la generación de corredores verdes aledaños que sirven como refugio de biodiversidad y espacios de retención de agua. A partir de allí, el mantenimiento se hace solo con una cortadora de pasto para mantener las banquinas.

Como contrapartida se promete no solo un mejor tratamiento del medio ambiente sino algo más concreto y visible para las siempre alicaídas arcas de los municipios: el ahorro económico en el mantenimiento de las vías es enorme. Por ello, en los últimos cuatro años a esta iniciativa ya se han sumado cerca de 25 municipios y comunas del sur santafesino.

Algo no cerraba

Daniel Costa es presidente de Aacrus y junto al ingeniero Civil Carlos Casali, quien durante años trabajó en Vialidad Provincial, empezaron a constatar que en el sistema de mantenimiento de caminos algo no cerraba.

Me empezó a hacer ruido hace siete u ocho años. Como ingeniero agrónomo veía que en los caminos se hacía todo al revés de lo que hacemos en los campos. Miraba los manuales que hablan del tema y no me cerraba. Empecé a sacar fotos, sacando cuenta de las erosiones y me dije esto no va”, contó Costa.

El profesional agregó que cuando se hace una ruta uno ve que las máquinas afirman y afirman el suelo y en los caminos rurales las máquinas aflojan permanentemente la tierra. “No tenemos que ponernos colorados de que haya cambios tan evidentes que no nos damos cuenta. La realidad es que no funciona el tema de la remoción de tierra para mantener los caminos. El camino rural es la única obra civil que se rompe apenas se termina. Hace 70 años que estamos moviendo suelo y así nos va”, afirmó.

Erosión imperceptible

Costa reconoció que en agronomía y agricultura no se está acostumbrado al cambio y es más común de lo que se cree que una sociedad haga cosas impensadas. A través de estudios y fotografías comparativas, se estableció que los caminos rurales descienden un promedio de dos centímetros al año por la erosión. “Como la erosión no es tan perceptible a simple vista y solo se evidencia con el paso de los años no se percibe el desastre ambiental que estamos generando en los caminos rurales. Nosotros proponemos dejar de hacer daño y de mover menos la tierra para que empiece a crecer el pasto. Tenes que tratar que el centro del camino quede compactado, lo mismo que pasa en la construcción de rutas. Cuando lo moves el camino se hunde, se hace la huella porque no queda compactado. Cuando queda compactado la huella es menor, empieza a crecer el pasto, hay menos tierra volando, el pasto es un bioasfalto, no es que el camino quede más angosto, sino que forma parte del camino”, describió.

Experiencias comunales

Junto a Arequito, Villa Eloísa fue una de las primeras que se sumó a la propuesta que acercaron Costa y Casali allá por el 2018. Mauricio Tartaglini, el presidente comunal, recordó que fueron visitados por los profesionales quienes le propusieron sumarse a la idea.

Comenzamos progresivamente porque no todos los caminos sirven de entrada. Hay que tener como base una buena forma de camino. Empezamos haciendo correcciones con alteos, sacando la tierra de los costados cuando estaba muy bajo, Le fuimos dando la forma para nos permita entrar con la cortadora de pasto”, manifestó. 

El mandatario comunal aseguró que lo importante es hacer el movimiento de suelo en épocas de poca lluvia para evitar que el agua te lleve la tierra. Una vez que el camino está listo manifestó que “es más económico usar una cortadora de pasto que un disco y una motoniveladora porque el camino estabilizado con pasto en el cordón no necesita correcciones. El pasto es un aliado”.  

El responsable del mantenimiento como los productores tienen que saber que si somos eficientes es un beneficio para todos porque ahorramos dinero, usamos mejor los recursos y permitimos transitabilidad adecuada todo el año”, agregó.  

Tartaglini reconoció que muchos presidentes comunales, conscientes de que sus mandatos duran dos años “para quedar bien con el productor mandan motoniveladora y el disco para hacer trabajos en los caminos que quedan bien a los ojos, pero a largo plazo se arruina todo”. Por ello sugiere pensar a medio y largo plazo. 

En el mismo sentido se expresó Ciro Radice, secretario de Obras Públicas de la municipalidad de Totoras, otra de las comunidades que lleva adelante la propuesta. “Nosotros teníamos algunos caminos con un perfil en los que se podían empezar las pruebas de lo que planteaba el ingeniero Casali. Lo que el proyecto propone es cambiar la manera de trabajar los caminos, dejar de pasar el disco que rompe la gramilla y pasar una desmalezadora. Porque el césped funciona como un cemento verde que sostiene y no desarma el camino”.

De todas maneras, el funcionario municipal aclaró que “no es una solución mágica, hay que preparar el camino, no es una técnica que sirva para todos. El proyecto está bien planteado, pero el camino tiene que estar bien preparado, que no tenga mucho tiempo agua de lluvia en las cunetas porque está en la zona baja”.

Radice completó manifestando que el ahorro económico en el mantenimiento es muy claro porque solo hay que “pasar un tractor común tirando una cortadora de pasto, lejos de los costos que tiene la utilización de una motoniveladora y un tractor con un disco como usualmente se hace”.

Por su parte, Fabián Ballori, presidente Comunal de Bustinza coincidió con sus pares en que el ahorro de dinero en el mantenimiento con este sistema es evidente. “La verdad que se ahorra un montón de combustible. Es una experiencia buena, pero en caminos con traza baja es complicado. Por eso estamos haciendo algunos tramos donde el camino está alto y no tuvimos inconvenientes. Por supuesto la cuestión es seguir avanzando”.

Ballori reconoció que a veces también es difícil convencer a los productores porque generalmente “quieren que uno les haga la cuneta honda”.

Y agregó: “Cuando el productor ve pasto en la cuneta se asusta porque piensa que va a frenar el escurrimiento y no es así. Cuesta hacerle entender a la gente porque son muchos años de hacer las cosas de una manera. Lo bueno es que algunos ya fueron incorporando la idea y son ellos lo que se encargan de cortar el pasto”.

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